Guido, 36 años, se separa de Silvia después de 7 años en pareja y con la deuda de no haber podido tener hijos. Desesperado y sin dinero se va a vivir a la precordillera de Mendoza, Argentina. Lentamente, se compromete con la vida en Las Compuertas y comienza a vincularse con singulares amistades a la par que comienza un emprendimiento de fabricación de cerveza artesanal. Cuando todo parece estar mejor, Silvia le informa que han sido elegidos para ser padres adoptivos y que deben tomar una decisión.